PorSara Calvo

27 Ago, 2018 - 11:00

Causas de la ansiedad: factores que la provocan

PorSara Calvo

27 Ago, 2018 - 11:00

Te contamos cuáles son los síntomas y las causas de la ansiedad, una emoción intrínseca al ser humano y que puede darnos varios problemas.

La ansiedad forma parte de la gama emocional de los seres humanos y nos sirve para poder enfrentar diferentes situaciones de riesgo o de peligro.

No obstante, pueden darse momentos en los que esta es demasiado intensa, y por lo tanto, puede convertirse en un sufrimiento que debemos saber controlar.

Presta atención a los síntomas y las causas de la ansiedad para conocerla mejor y tener algunas herramientas para plantarle cara.

¿Cuáles son los síntomas y las causas de la ansiedad?

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Existen algunas características propias de la ansiedad, una de ellas es sentir desasosiego y desazón de manera generalizada y persistente en el tiempo, sin estar asociado a ninguna circunstancia del contexto en particular. Otros de los síntomas propios de este problema son:

  • Miedo a que uno mismo o un ser querido pueda sufrir un accidente o contraer una enfermedad.
  • Presentimientos y obsesiones de carácter negativo.
  • Tensión muscular, cefaleas provocadas por la tensión, incapacidad para conseguir estar relajado y agitación e intranquilidad psicomotrices.
  • Aprensión, es decir, sentir una preocupación por posibles desgracias futuras.
  • Dificultad para mantener la concentración.
  • Nerviosismo o hiperactividad vegetativa, acompañado por sudores excesivos, mareos, taquicardias, molestias en el estómago, sequedad en la boca, vértigos….
  • Exceso de sudor.
  • Mareos.
  • Temblores.
  • Molestias epigástricas.
  • Los niños y niñas que padecen ansiedad, suelen expresar una constante necesidad de atención y seguridad, y suelen quejarse de manera reiterada.

Como hemos dicho, la ansiedad o angustia es un sentimiento, y como otros (tristeza, alegría, euforia, placer, rabia, ira…) es fundamental en nuestra vida, ya que -como el resto- regula la interacción con otras personas y nos da la capacidad de poder afrontar diferentes situaciones de riesgo o de peligro.

Además, las emociones están controladas por los circuitos neuronales del encéfalo (parte superior y de más masa del sistema nervioso central que se ocupa de las funciones voluntarias). En el caso de la ansiedad, entran en juego tres componentes diferentes: el componente cognoscitivo, las representaciones subjetivas que dependen del estado emocional y las respuestas automáticas, esqueleto-motoras y endocrinas.

Una vez dicho esto, vamos al grano, y es que existen diversas causas de la ansiedad que pueden depender de la situación de cada persona y pueden tener un origen u otro. Además, no tiene por qué ser solo una, sino que puede ser el conjunto de varias. Nosotros te presentamos algunas de ellas:

  • El ambiente o el contexto familiar en el que has crecido y te has desarrollado.
  • Ciertos factores biológicos heredados, es decir, el hecho de que otras personas de tu familia padezcan ansiedad.
  • Situaciones “extremas”, como pueden ser cambios radicales en tu vida, situaciones de crisis o problemas complicados. Algunos de estos pueden ser: la muerte de un ser querido o familiar, una separación o divorcio, un cambio de casa repentino, un nuevo hijo o hija…
  • Desajustes en nuestros neurotransmisores debido a no comer correctamente, por niveles de estrés desmesurados o por falta de sueño.
  • Circunstancias traumáticas por las que hayamos pasado en nuestra vida.
  • Una incomodidad e inconformidad con la situación de vida en la que te encuentras.
  • Estrés cotidiano del día a día.
  • Situación de abandono.

Finalmente, debes saber que la ansiedad sigue un camino variable que depende principalmente de la persona afectada, pero esta tiene propensión a ser crónica y fluctuante.

Ahora ya sabes mejor cuáles son las causas de la ansiedad, si crees que presentas alguno de sus síntomas, lo mejor es acudir a una persona especialista. Para que el trastorno de ansiedad se diagnostique como tal, la persona que lo sufre debe presentar síntomas diarios durante un periodo de tiempo alargado, es decir, durante varias semanas de manera continuada.

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